Interview

Alberto Romanos: «La tipografía desaparecerá el día en que consigamos transmitir mensajes en forma de pensamiento puro»

29 May 2018

Originally published by Gràffica. Interview by Verónica Joce.

 Brandingwithtype

En la soleada Plaza de los Sitios nº 17 en Zaragoza, se encuentra la oficina central de Branding with Type, una fundición donde nace la magia tipográfica. Ahí el fundador Alberto Romanos une su pasión por el diseño de tipos con la experiencia del mundo de la identidad visual del que proviene. Tras asistir al Máster en Diseño Gráfico en Londres, este diseñador formó parte de la plantilla de Interbrand y Landor Associates —nombres reconocidos más allá de la capital inglesa—. En 2014 volvió a España, retomó su amor por las letras y se convirtió en freelance. Hablamos con Alberto Romanos sobre su fundición, su trabajo como autónomo y el futuro de las fuentes variables.

¿Cuándo y por qué nace Branding With Type?

Nace de unir mi pasión por el diseño de tipos con la experiencia del mundo de la identidad visual del que provengo. Aunque más que un nacimiento, fue una maduración lenta y progresiva. Estudiando en el London College of Communication, tuve una electiva en diseño de tipos con Paul McNeil, autor de The Visual History of Type. Y ahí algo se encendió dentro de mí: acabé con un Proyecto de Fin de Máster enfocado en el diseño de tipos y su papel en las identidades de marca. Mi tutor me sugirió ir a Reading, pero mi bolsillo no podía permitirse otro año sin apenas ingresos, así que empecé a trabajar de gráfico, pero el diseño de letras se quedó ahí latente. En cuanto había una oportunidad de hacer una tipo a medida, yo intentaba involucrarme al máximo posible haciendo bocetos y proponiendo ideas, pero, lógicamente, se lo encargábamos a una fundición.

Creo que el punto de inflexión es el verano de 2014, cuando mi mujer y yo decidimos volver a Zaragoza, nuestra ciudad natal. En ese momento decidí sacar tiempo de donde fuera para hacer fuentes. Empecé a retomar bocetos e ideas que había ido empezando durante mi tiempo en Londres, pero que el ajetreo y la locura —que puede llegar a ser el vivir en una ciudad tan grande— no me dejaron tiempo para desarrollar. Yo sabía que me gustaba hacer letras, pero no tanto como para dedicarme a ello profesionalmente.

Bw Quinta (la primera tipo en ver la luz la fui desarrollando en huecos entre proyectos como freelance. En enero de 2015 conseguí el primer encargo a medida y me las apañé para compaginarlo, mientras cumplía con mis compromisos como diseñador gráfico, pero poco a poco, casi inconscientemente, me encontraba dedicando más y más tiempo y energía a las letras.

Durante 14 años te dedicaste al diseño gráfico, trabajando para estudios como Interbrand o Landor Associates, entre otros. Sin embargo, de un día para otro decidiste dejar todo eso y centrarte en la creación de tipos. ¿Qué provocó este cambio?

El salto a hacer letras a tiempo completo fue el día que vi que podía ser viable vivir solo de ello. Me lo pasaba mejor, me sentía mucho más realizado haciendo letras, y la parte de diseño gráfico se estaba convirtiendo en algo exclusivamente para pagar las facturas. Además era agotador, se estaba convirtiendo en dos trabajos y no tenía casi tiempo de estar con mis hijos, que fue uno de los motivos por los que salimos de Londres. Fue una decisión muy difícil, porque te la juegas y tienes que decir que no a gente con la que llevas tiempo trabajando, que confían en ti y con la que tienes muy buena relación. Hubiese sido más fácil si hubieran sido malos clientes.

 Creo que el diseño de tipos es parte del diseño gráfico. Es cierto que es una especialidad muy concreta dentro de él y requiere de procesos y aptitudes diferentes, pero no los entiendo como cosas separadas y no considero que haya “abandonado” el mundo del diseño gráfico en absoluto.


Si preguntas si me planteo volver a hacer algo de branding o editorial, el gusanillo me lo quito preparando los visuales y especímenes de las fuentes que publico, pero no es lo mismo que lidiar con clientes. Un proyecto de gráfico para un cliente que no sea yo mismo me da mucha pereza solo de pensarlo, y por ahora, y mientras las fuentes ocupen el 100% de mis horas de trabajo, soy feliz, aunque ya no me atrevo a decir que de este agua no beberé. Si me preguntas en 2012 si pensaba volver a España en el futuro, mi respuesta hubiese sido «¡nunca!», y luego mira donde estoy.

¿Qué diferencias te has encontrado al trabajar para grandes estudios y agencias como Interbrand y a trabajar bajo tu propia marca?

En sitios tan grandes se trabaja siempre dentro de un equipo, rara vez hay un único diseñador por proyecto, porque hay especialistas de todo tipo: estrategia, animadores, arte final, gente que solo trata con los clientes… Es un proceso muy colaborativo y enriquecedor. Comparar con ahora es un poco más difícil, porque también he cambiado de tipo de negocio. Lo bueno de hacer letras es que requiere de muchos momentos de soledad, que serían difíciles de encajar con el ritmo y el ajetreo de una agencia, aunque demasiada soledad es peligrosa.

Es muy importante construir una red de amigos beta-testers con los que poder compartir ideas y no perder el rumbo. Tienes mucha más libertad, pero también mucha más responsabilidad, todo lo que sale por la puerta es tuyo y de nadie más, mientras que en la gran agencia esa responsabilidad es compartida, para bien y para mal.


¿Cómo es el reparto de tareas dentro de Bw Type?

En Branding with Type realmente trabajo yo solo a tiempo completo y luego cuento con una serie de colaboradores más o menos habituales. Normalmente suelo trabajar en un par fuentes en paralelo para publicar en Branding with Type, siempre de estilos muy contrastados. Así cuando te saturas o te bloqueas con una, puedes cambiar el chip y ves la otra desde otro punto de vista. Eso, si cuando un cliente pide algo a medida, todo se pone en pause.

Por ejemplo, a principios de 2018 terminamos una script informal para un cliente con la ayuda de Christine Hager, diseñadora y artista de lettering con una mano increíble; otro proyecto que hicimos para Saffron, en el que Iván Moreno puso su magia en la programación OpenType. Luego también hay colaboradores habituales en temas de producción y otros aspectos del negocio como Igino Marini, Carlos Hampton o Dean Wilson.

Thom Niessink y Moritz Kleinsorge aparecen en la web porque han publicado fuentes a través de Branding with Type. De todas maneras, mi idea de negocio para Branding with Type no es convertirme en una distribuidora de las fuentes de otros, prefiero seguir dibujando y tener bien controlado todo lo que se publique.

¿Quétipo de licencias tiene Bw Type?

Una de las cosas más frustrantes trabajando en branding con clientes muy grandes era cuando tenías la fuente perfecta para un proyecto concreto, el cliente aprobaba el diseño después de semanas o incluso meses de trabajo, pero luego, al calcular la licencia de las fuentes, pasaban días educando y convenciendo al cliente. A veces los costes se disparaban y teníamos que buscar alternativas más razonables económicamente, pero que ya no funcionaban igual de bien; o reducir el número de estilos y dejarlo en Regular y Bold, con lo que el sistema perdía flexibilidad. Y no estoy hablando de clientes tacaños que regateen 50 euros por una licencia, sino de diferencias de a veces hasta de cinco cifras. Es por eso que he intentado que nuestras licencias sean lo más simples posible y que tuvieran un precio justo y razonable.

La licencia desktop es la más común y creo que no necesita mucha explicación; se licencia por tramos dependiendo del número de usuarios que van a emplear la fuente, como hacen el 99% de fundiciones y revendedores. Ofrecemos también una licencia webfont al mismo precio que la de escritorio, sin penalizar a nadie por el número de visitas mensuales; es el mismo coste tengas un visitante al mes o millones. También tenemos una licencia demo que permite a todo el que quiera bajarse las fuentes gratis y probarlas en sus diseños y poder enseñar mockups a sus clientes.

Y luego está la licencia que, en un alarde de originalidad, hemos llamado Branding with Type, pensando en proyectos de branding e identidad corporativa donde hace falta licenciar para multitud de escenarios. Esta licencia cubre desktop, webfont, aplicaciones móviles, televisión, puede ser compartida con proveedores siempre que no se sobrepase el número de usuarios de la licencia. Es la licencia que aplicamos cuando nos piden modificaciones de nuestro catálogo y en su versión de usuarios ilimitados el cliente puede renombrar la fuente, si así lo pide el proyecto.

En Gràffica llamamos el “efecto tachán” a la situación, cuando durante todo el proyecto no existe a penas comunicación con el cliente y se le presenta lo que sería el resultado final por primera vez. ¿Por qué crees que se actúa así? ¿Crees que puede ser bueno en algunas ocasiones? 

Eso es como echar la lotería, pero, en vez de un par de euros, te estás jugando el trabajo de varios días o semanas, ¿no?

Creo que todos los procesos creativos necesitan de fases de cierto aislamiento para poder plasmar una idea o afinar alguna ejecución en las que sería contraproducente compartir hasta que no están “presentables”, pero la comunicación es fundamental en el diseño. Hay que involucrar al cliente para averiguar juntos qué necesita y cuanto antes, mejor. Lamentablemente no somos adivinos ni leemos las mentes, yo al menos no conozco a nadie.


Sin duda, las fuentes variables han llegado para quedarse en páginas web, redes sociales y distintos dispositivos en el mundo de la tipografía. ¿En Bw Type trabajáis con ellas? 

Sí, parece que cada vez hay más soporte tanto en navegadores como en aplicaciones de escritorio. Por la forma en la que diseñamos (interpolando desde 2 o más másteres), es relativamente sencillo generar versiones variables de las fuentes que ahora mismo tenemos publicadas. Hemos hecho pruebas con un par de ellas, funcionan perfectamente y no tendríamos que cambiar nada en nuestra forma de trabajar. Aunque de momento ninguno de nuestros clientes nos las ha pedido, así que hasta que eso suceda, seguiremos como estamos.

Encontrarán su sitio, sobre todo, en ámbitos donde sean parámetros y no los usuarios quienes controlen la fuente variable. Un libro electrónico o el salpicadero de un coche, donde la fuente se ajuste automáticamente de manera sutil reaccionando a las condiciones de luminosidad. También en realidad aumentada vi hace poco unos experimentos muy interesantes, donde una fuente variable se adaptaba a tu ángulo de visión.

Las fuentes variables tienen muchísimo potencial, pero parece que estamos en una etapa similar a los primeros años de internet, donde todas las webs tenían gifs bailando y midis sonando de fondo, simplemente porque sí, porque la tecnología lo permitía. Jugando un poco a predecir el futuro, creo que se asentarán y encontrarán su sitio, pero no van a sustituir a las fuentes estáticas. Funcionan muy bien en algunas situaciones, porque tienen un motivo, están resolviendo un problema concreto. Pero habrá muchos otros casos donde seguirá primando el facilitar y simplificar, en vez de saturar al usuario final con opciones y parámetros que ni conoce ni quiere conocer.


Imagínate a un gestor de marca velando porque una campaña simultánea en 5 países sea visualmente consistente; esa persona quiere control, quieren poder decir a las diferentes agencias de cada país que los titulares son siempre en Bold a 24 puntos. Aunque me puedo estar equivocando y en 5 años estemos viendo manuales de identidad donde en vez de Bw Nista Grotesk Regular Condensed ponga Bw Nista 01.423±20.75±4

Ya que nos ponemos futuristas, hay quien opina que el desarrollo de la inteligencia artificial centrado en diseño podría acabar con algunas de las profesiones del sector. Desde tu experiencia, ¿qué lugar crees que ocupará la tipografía en un futuro inundado por la inteligencia artificial?

La tipografía desaparecerá el día en que consigamos transmitir mensajes en forma de pensamiento puro, directamente al cerebro sin intermediarios ni hablados ni escritos, puro impulso nervioso.